Naves sin quemar

Tengo seis intentos de naves incendiadas que no llegaron ha arder, seis heridas en el alma que cada noche antes de dormir me atormenta la triste tristeza de los tristes poetas que pagaron bien cara los secretos que cuenta la luna llena de madrugada, las noches en vela, la lucha constante conmigo misma, la histeria, las lágrimas que saben a sangre, la impotencia de no saber como hacer las cosas bien, de que el espejo deje de insultarme cada vez que me mira con esa cara pálida que refleja la muerte en vida.
Y sin embargo me mantengo en pie, aquí sigo con mi muerte a la espalda, con mis seis heridas, con mis naves sin arder, con mi tristeza, con mi luna llena.
Y seguiré porque me contó que aunque hay espinas en las rosas que provocan mucha sangre, también tienes que fijarte en la flor con su terciopelo que brilla aunque el sol no la ilumine.

De la rosa es casi todo espinas.